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miércoles, junio 7, 2023

espionaje en mexico

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En su profundo desconocimiento de todo lo relacionado con Estados Unidos, el presidente cree que la “infiltración” de los niños pequeños, que derivó en devastadoras acusaciones por tráfico y producción de fentanilo, fue autor de “injerencistas y prepotentes” agentes encubiertos de la DEA. Tiene la idea anacrónica de la época en que México era escenario de luchas de espionaje entre Estados Unidos y la URSS, y cientos de agentes secretos de la CIA a capa y espada se movían por su casa como Pedro y los escuchaban. Lo hicieron desde una habitación secreta de la Embajada.

Lo cierto es que, desde el asesinato de kiki Camarena, quien pagó con su vida su intento de infiltrarse en un cartel mexicano, la DEA dejó de poner en peligro a sus agentes infiltrándolos en grupos sanguinarios, así como la CIA no arriesga a sus agentes infiltrándose en células terroristas del ISIS. “Es muy difícil infiltrarse en los cárteles con agentes encubiertos. Son redes criminales muy cerradas, no van a tratar con un desconocido, infiltrarse en ellas es un callejón sin salida”, me dijo Jefferson Morley, experto en los servicios de inteligencia de Estados Unidos.

Lo más probable es que, basándose en un amplio menú de herramientas de interceptación técnica, incluido el descifrado de comunicaciones cifradas, cortar a tajos de sistemas informáticos, drones de monitoreo en tiempo real, aviones espías en cielos mexicanos y cheques en blanco para interferir teléfonos de objetivos en territorio mexicano, previa autorización de un juez estadounidense, la DEA, el FBI y la CIA, con el apoyo de la poderosa Agencia de Seguridad Nacional (NSA), construyó un retrato de alta resolución de los niños pequeños que ningún agente encubierto o informante pagado puede igualar. Así fueron las operaciones contra El Chapo, quien también cantó con la ayuda del spyware Pegasus del CISEN. Este tipo de inteligencia se conoce como inteligencia de señales, a diferencia de la inteligencia humana, o inteligencia HUMINT, que proviene de informantes e infiltrados.

Como país de enorme valor estratégico, Estados Unidos ha espiado a México desde tiempos inmemoriales. En la década de 1960, Castro, el comunismo y los movimientos de izquierda eran una prioridad, pero fueron reemplazados por el terrorismo. Hoy, el gobierno mexicano y los grupos criminales han vuelto al radar de las prioridades por el fentanilo y la migración. “Todo esto requiere tener buena inteligencia sobre lo que está haciendo el gobierno mexicano”, me dice Morley, autor del ampliamente leído trabajo sobre la CIA, “Nuestro hombre en México”.

La primera vez que se conoció el espionaje de la NSA en México fue en la convulsa década de los 90, con Colosio, el NAFTA, Chiapas y el derrumbe del peso. En respuesta a una solicitud de transparencia del autor, la NSA admitió tener cuatro informes “ultrasecretos” sobre el asesinato de Colosio, pero se negó a proporcionármelos. Documentos desclasificados revelan que el Pentágono conocía en tiempo real la ubicación exacta de las fuerzas zapatistas y del Comandante Cero. Los estadounidenses también pudieron conocer de antemano la posición que tomarían los mexicanos en la mesa de negociación del TLCAN. En 2003, la interceptación de los teléfonos y correos electrónicos de Adolfo Aguilar Zinser contribuyó a descarrilar la resolución que promovía contra la intervención militar estadounidense en Irak en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Morley sostiene que a pesar del escándalo internacional que desató el espionaje masivo de la NSA a los líderes mundiales expuesto por Edward Snowdan, incluidos Merkel y Peña Nieto, Estados Unidos continúa espiando a enemigos y aliados. “En la medida en que la inteligencia de señales crea una imagen de inteligencia más nítida, si Estados Unidos quiere saber qué está pensando AMLO, podemos suponer que están interceptando su teléfono celular y fijo porque eso es lo que hacen con muchos otros líderes. Ciertamente, el presidente de México estaría siendo vigilado por los servicios de inteligencia”.

Después de la prostitución, el espionaje es la profesión más antigua del mundo. No hay gran país que no espíe. Algunos mejores que otros. Si el líder del mundo occidental espía a Trudeau y Macron, más aún a López Obrador. Podrá decir que es abusivo e injerencista, pero no que sea algo personal.

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Medio Asociado a OK! News

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